De "Rio Doce" a salado


Es una de las mineras más grandes del mundo. Según el Fortune Globe 500, el ranking de las principales empresas globales, en 2010 obtuvo beneficios por más de 5.000 millones de dólares. Es brasileña. Se llama Vale do Río Doce, que del portugués, paradójicamente, puede traducirse como Valle del Río Dulce. Parece una broma, porque la multimillonaria obra para extraer potasio en la región mendocina de Malargüe amenaza con agravar seriamente la salinización del Río Colorado, a sólo 15 kilómetros de la mina, y el conjunto de la cuenca.

La Mañana Neuquén



Pero, se sabe, siempre que se habla de grandes obras mineras, los potenciales problemas ambientales quedan relegados, casi reducidos al discurso, considerado marginal, de “extremistas ambientalistas”. Primero brillan los 4.500 millones de dólares en que se estimó inicialmente la inversión y que excitan la imaginación de funcionarios y actores locales. Se habla de mayores regalías, de aportes en obras, de pedidos de “colaboración” de todo tipo. Todos quieren participar. Unos pelean por la radicación de las obras, otros por las fuentes de trabajo local. La empresa promete algunos paliativos. Es probable que la minera se sienta asediada con el reparto, aunque sea parte de las reglas de juego en todo el mundo. Llama la atención, sin embargo, que las críticas no apunten a los verdaderos “efectos colaterales” del proyecto. Hay razones para ello.

Negocio de u$s 100 mil millones

Como se sabe, la inversión se repartirá entre la planta de procesamiento en la mina, 360 kilómetros de ferrocarril, desde la zona de producción hasta Cervantes, en Río Negro, donde empalmará con el actual tendido férreo a Bahía Blanca, donde se construirá una terminal portuaria propia. La empresa evalúa comenzar a producir 2,4 millones de toneladas anuales a partir de mediados de 2013, pero estima que alcanzará rápidamente los 4,3 millones de toneladas. Las reservas de la mina calculadas permiten mantener este nivel de producción al menos por 50 años.
Pare tener una dimensión de las cifras en juego, la tonelada de cloruro de potasio tocó una cotización internacional de casi 900 dólares en febrero de 2009, pero se desplomó a poco más de 300 en abril de 2010 y, actualmente, se encuentra en poco más de 410 dólares y en alza. Esto significa que, cuando alcance la producción plena y con el precio actual, Vale Do Río Doce facturará cerca de 1.800 millones de dólares anuales. El potasio es un fertilizante de fuerte demanda en la agricultura y los analistas de los mercados de materias primas coinciden en que su precio tiene una tendencia alcista de largo plazo. Esto permite estimar que como mínimo el nuevo “complejo del potasio” significará para un nivel de exportaciones similar al que en el presente alcanzó el “complejo oro”, que en 2010 superó los 2.000 millones de dólares de exportaciones. Multiplíquese luego este valor anual por 50 y se llega rápidamente a 100 mil millones de dólares con las cotizaciones presentes.
Como se ve, lo multimillonaria inversión de la segunda minera del mundo será ampliamente amortizada.

Externalidad salina

Esta muy bien que las firmas privadas obtengan beneficios. Para eso están. En el caso de la minería, una actividad extractiva de recursos naturales no renovables, el rol de las sociedades y los Estados es intentar maximizar la agregación de valor local y evitar o subsanar lo que en economía se denomina “externalidades negativas”. Estas externalidades pueden definirse como los costos de la actividad que no están incluidos dentro de la estructura de costos económicos de las empresas. El daño ambiental es un ejemplo paradigmático.

Según explicaron desde Vale, para la extracción del mineral se utiliza una tecnología denominada “minería por disolución”, que consiste en la perforación de pozos hasta hallar el potasio, que luego es disuelto mediante el uso de agua caliente a una profundidad promedio de 1.200 metros.

El insumo básico para la extracción del cloruro de potasio es uno presente, aunque no sobrante, en las nacientes del Colorado: el agua, la que se captará del mismo río. Siempre según la empresa, el proceso productivo “garantiza que el agua utilizada por la planta no retornará al río”.

Especialistas consultados por E&E explicaron que en la producción de potasio el agua se utiliza para separar la potasa del cloruro de sodio (sal) al que se encuentra unido. También que esta potasa se encuentra en los yacimientos en muchísima menor concentración que las sales a las que está unida. En consecuencia, el problema desde el punto de vista ambiental es que se hace con tanta sal, que si bien no es soluble como la potasa tiene una gran solubilidad y puede viajar grandes distancias en napas o como polvo transportado por el viento. A través de las lluvias esto puede afectar a las napas. Cualquier acumulación cerca de zonas de recarga de ríos o espejos de agua representa un riesgo muy grande, justamente por su solubilidad. Por la misma razón se presenta el problema de la potencial salinización de suelos.

Estos pocos datos técnicos son apenas una muestra de la dimensión incalculable de la “externalidad negativa” que podría generar la mina, que creará un gigantesco depósito de sal a perpetuidad a escasos kilómetros del río Colorado, del que además extraerá parte de su caudal, se estima que más de 1 metro cúbico por segundo. En la Universidad de Cuyo calcularon que este depósito salino podría alcanzar una superficie de 210 hectáreas por 50 metros de alto, el que se ubicará a 150 metros por sobre la cota del Colorado. Desde Vale, en tanto, señalan que el depósito estará aislado por una membrana impermeable de arcilla y que tendrá sistemas de recuperación de la salmuera formada por las lluvias.

1 comentario:

  1. Alfredo18/9/11

    Gracias por la nota, les recomiendo este lugar con mucha info sobre mineria en rio negro: http://www.concienciaminera.com.ar/

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