Entre Ríos exporta a Buenos Aires 350 millones de pesos en arena


Cinco millones de toneladas de arena para la construcción son extraídas anualmente por 47 empresas areneras que operan en 129 kilómetros de ríos entrerrianos concesionados y que pagan un canon global de 64.500 pesos, más impuestos y tasas a algunos municipios.



Gustavo Sánchez Romero (El Diario - Entre Ríos)

“Si pudiésemos medir y sumar la profundidad de los pozos areneros y las canteras de Entre Ríos nos daría como resultado la altura de todos los edificios de Buenos Aires sumados”.
La frase –caída de boca del titular de la Dirección de Minería de Entre Ríos, Jorge Tomas-, sin dudas, es hija de la exageración y la ironía, pero por su crudeza bien define una relación simétrica que convierte en redundante todo análisis.
Sin embargo, vale la pena indagar en los indicadores económicos del sector minero entrerriano, ya que en la última década ha quintuplicado su producción, básicamente al ritmo del ciclo económico y de la obra pública, uno de los principales puntales de la actual gestión de gobierno.
De ese modo, despegaron en producción y ventas canto rodado, ripio arcilloso, conchilla, broza, yeso, y algunos otros minerales utilizados en la construcción; pero sin dudas, la vedette de este proceso ha sido el rubro que se conoce comúnmente como arena.
Se trata ni más ni menos que del noble mineral que se produjo por años de erosión y disolución milenaria de las rocas y que arrastran los caudalosos ríos que posee nuestra provincia.
Esa categoría, “arena para construcción”, es la producción más importante y se explotaron 82.629.793 pesos en 2010, en una producción que alcanzó las 4.369.739 toneladas de extracción de los ríos provinciales.
Esos indicadores corresponden a la explotación que realizaron 47 empresas areneras –en el Paraná, Uruguay y zona Delta- que operan divididos en 129 kilómetros de concesión, por los que pagan 500 pesos por kilómetro por año, recibiendo el Estado un canon global de 64.500 pesos en concepto de extracción de las casi 5 millones de toneladas reportadas este año.
Más del 70 % de esa extracción corresponde a barcos que operan en el sur provincial y que envían su producción a la provincia de Buenos Aires, Gran Buenos Aires y Ciudad Autónoma, por lo que casi 4 millones de toneladas llegan a los habitantes del principal conglomerado urbano.
Como medir este volumen en barcos es difícil por las diferencias entre las embarcaciones, se calcula que son necesarios 160 mil camiones anuales para llevar a destino esa carga, un total de 438 camiones diarios que mueven de un lado a otro la arena de los ríos.

DIFERENCIAS. Actualmente, en la Capital Federal, un metro cúbico de arena puesto en obra se comercializa a unos 70 pesos (cada tonelada posee 1,3 metros cúbicos), por lo que se deduce que anualmente se vende arena entrerriana para la construcción en Buenos Aires por un valor cercano a los 350 millones de pesos.
Con estos números, la frase del geólogo que está a cargo de Minería de la provincia ya no es tan exagerada ni aleatoria y representa el enorme movimiento de minerales que la provincia de Entre Ríos genera, y que es exportado a la gran urbe.
Pero todavía hay más, si se pone la lupa sobre los indicadores.
Existe una diferencia notable entre los 64.500 pesos que pagan las 47 empresas en concepto de canon, los 82.629.793 millones que denuncian las areneras es el valor de costo puesto en puerto, y el valor que llega a los arquitectos para las obras, por lo que la intermediación en fletes y corralones de Buenos Aires se queda con cerca de 265 millones de pesos.
El dinero que pagan las empresas engrosan el Fondo de Fomento y Promoción de la Minería en Entre Ríos, que administra el Ministerio de la Producción de Entre Ríos, y se colige que sólo entre un 25 y 30 % de la extracción de arena se comercializa en Entre Ríos, quedando su renta en la provincia. Es decir que de los 500 millones de pesos anuales que produce la provincia de arena sólo entre 120 y 150 se comercializan dentro del territorio.
El proceso es sencillo, y el director de Minería lo describe del siguiente modo: “La empresa arenera se inscribe, pide un kilómetro de río para trabajar y le paga al Estado provincial un canon, porque está operando sobre un recurso provincial estratégico. Eso se paga anualmente por la concesión de kilómetros, y mensualmente debe notificar cuánto extrae, y se los compara con los informes de Prefectura sobre la salida de los barcos y el registro de capacidad de cada bodega.Pero si a su vez trabajan en el límite del ejido municipal, paga una tasa al municipio de jurisdicción de unos 50 centavos por metro cúbico extraído. En el caso que sea un municipio como Paraná cuyo límite termina en la línea del río, debe tributar a Rentas de la provincia”, asegura Tomás.
A juzgar por los valores que se manejan y los montos en cuestión, el canon no parece tan alto, más allá de que existan importantes costos de extracción y la carga impositiva. Eso está previsto en la Ley Impositiva, pero dice el director de Minería que se elaboró un proyecto normativo, que ya tiene media sanción en Senadores de la Legislatura provincial, por el cual la alícuota es variable de acuerdo a los movimientos –siempre ascendentes- que experimenta el mercado.
En la nueva ley está previsto un control propio del Estado con tecnología a partir de un GPS (Global Position Satelital) que indicará el día, la hora y el lugar en que operó el barco. En ese sentido el control es más directo y específico, explicaron desde Minería.
“Yo creo que sería bueno actualizar estos valores, pero está enganchado a la ley, y se recordará que el año pasado se intentaron actualizar algunas alícuotas. En la ley nueva el canon se ata al valor de mercado de la arena puesta en puerto, entonces si sube la arena sube el canon. Esto es mejor para el Estado y para el Fondo que buscar impulsar la actividad”, prescribe el funcionario.


Un aporte al empleo

La actividad minera formal posee 1.270 personas registradas formalmente y en forma directa, sin contabilizar los indirectos que trabajan por su cuenta ni aquellos empleados que aportan el Estado provincial o las comunas para la actividad, y aquellos que el rubro, que en algunos lugares, aún mantiene en la informalidad.
“Entiendo que a pesar de que caerá un poco la actividad este año por el fin de la Ruta 14, el empleo se mantendrá estable, porque la mayoría de los trabajadores son fijos en las empresas que los ocupan para otras obras. La obra demandó cuatro años y tuvo un impacto directo con el empleo. Lo que pasa que en el año 2007 se extrajeron 1.267.000 metros cúbicos de suelo seleccionado y había 1.162 empleos; en el 2008 contamos 1.335 y se extrajo un poco más de suelo seleccionado, pero no es relevante, y en 2009 hubo 1.269 metros cúbicos menos y se cayeron 60 empleos directos”, describe Tomas.


El dato

140 MILLONES
De pesos fue el aporte, en sus 13 categorías, de la minería entrerriana al Producto Bruto Geográfico durante 2010. Se destacaron la arena para la construcción, con 82 millones, el suelo seleccionado con 9 millones, el basalto 9,6 millones y el yeso con 13 millones como las cuatro principales extracciones.


El impacto de la Ruta 14

La actividad minera en la provincia está, de hecho, íntimamente ligada a la construcción ya que no existen minerales de industrialización –salvo muy poco de arena silícea-, y por asociación transitiva, a las oscilaciones históricas que suele exhibir la obra pública.
La provincia posee arenas y gravas –la empresa Gravafilt ha logrado exportar a varios países y son reconocidas por su calidad-.También se exporta el 40 % del yeso extraído, especialmente, de la zona de Piedras Blancas y Hernandarias.
Cuando la construcción crece, también lo hace automáticamente la demanda de minerales, y esto es bueno porque la provincia se autoabastece.
Las arenas silíceas, con las que se fabrica vidrio, también se aplican como material en toda obra, es la de mayor valor agregado por su necesaria industrialización, y en la provincia se extraen 300 mil toneladas, por un valor de 6 millones de pesos durante 2010.
Pero sin dudas la obra que tuvo mayor impacto en los indicadores de los últimos años ha sido la Ruta 14, que se desovilla paralela al río Uruguay por más de 350 kilómetros en toda provincia, ya que requirió de una categoría que mantuvo en alto la actividad: suelo seleccionado.
Se trata de una tierra que tiene que tener algunas características físicas especiales de compactación para que sea un buen soporte o terraplén.
“La ruta 14 requirió, en 2008, 3.233.000 toneladas de suelo compactado, y en 2009 bajó a 2.113.344 toneladas, porque la obra ya no necesitó más de ese material y fue cumpliendo etapas, aunque demandó otros. En 2010 este número va a bajar. Pero para la minería entrerriana la construcción de la Ruta 14 fue clave, porque además demandó tierra partida de los basaltos de Colonia Yeruá, y canto rodado para los sectores que van con hormigón”, dice Jorge Tomas.
Asegura el funcionario que aún no recibieron los informes de las empresas por lo que no tiene las estadísticas finas del año que acaba de finalizar, pero entiende que si en 2009 la actividad global bajó un 32 % por la caída del suelo seleccionado, en 2010 caerá también, pero manteniendo la estabilidad. “Sin embargo, si este año empieza la construcción de la ruta 18 –Paraná-Concordia- volveremos a tener un crecimiento importante por lo que ello implica, con al ventaja de la experiencia que está haciendo vialidad de transportar minerales por ferrocarril, llevando mayor cantidad a menor costo”, precisa el titular de Minería.
La ruta 14 demandó el 90 % del suelo seleccionado extraído de territorio entrerriano de los últimos cuatro años: un total de 10 millones de metros cúbicos.

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